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Las muertes de Ayrton Senna y Roland Ratzenberger en aquel Imola trágico

  • Foto del escritor: Gabriel Sarquis Giannadai
    Gabriel Sarquis Giannadai
  • 29 abr 2024
  • 10 Min. de lectura


Cada año cuando se aproximan el 30 de abril y el 1 de mayo la memoria del automovilismo se centra en 2 nombres: Ayrton Senna y Roland Ratzenberger. Y esto sucede porque aún hoy cuesta creer que se cumpla otro aniversario de aquel fin de semana trágico que vivió la Fórmula 1 en el Gran Premio de San Marino y que conmovió al mundo del automovilismo. Más costó creer en aquel momento que ese fin de semana en el Enzo y Dino Ferrari de Imola murieran 2 pilotos con las medidas de seguridad que se habían implementando en los autos de la Fórmula 1 hasta ese momento. Mucho más le costó creer al mundo ese fin de semana de 1994, y sigue costando creerlo hoy, que el gran Ayrton Senna da Silva, "Magic" Senna, 3 veces campeón del mundo y uno de los mejores de la historia, fuera uno de esos 2 pilotos que murieron aquel fin de semana trágico. El fin de semana del 29 de abril al 1 de mayo de 1994 fue uno de los más trágicos que vivió la Fórmula 1 en su historia. Pasan los años y el recuerdo sigue vivo.


La Fórmula 1 no sufría la pérdida de un piloto desde la muerte del italiano Elio De Angelis en un accidente en unas pruebas privadas en Paul Ricard en 1986 al volante de un Brabham. Con anterioridad a la muerte de Elio De Angelis, el año trágico había sido 1982, con la muerte de Gilles Villeneuve al volante de una Ferrari en la clasificación del sábado en el GP de Bélgica en Zolder y un mes después la muerte de Riccardo Paletti en la largada del GP de Canadá al volante de un Osella.


Desde De Angelis habían pasado casi 8 años en los que si bien hubo accidentes serios como el de Gerhard Berger con Ferrari en Imola 1989 o el de Martin Donnelly con Lotus en Jerez 1990, los pilotos sobrevivían gracias a medidas de seguridad que comenzaron a implementarse en los autos, en los circuitos y al desarrollo de sistemas de atención rápida a los pilotos en pista. Nos habíamos desacostumbrado, gracias a Dios, a cosas peores.


La tecnología comenzaba a ganar lugar en los autos, los desarrollos de los monoplazas eran con mayores medidas de seguridad. Se empezaba a priorizar la supervivencia de los pilotos tras un accidente. Y esa tecnología comenzó a marcar diferencias entre los equipos en carrera. Las temporadas de 1992 y 1993 fueron de un dominio total de Williams Renault con un auto con tanta tecnología que por ejemplo memorizaba el mejor seteo para cada sector de pista y se iba adaptando para hacer la vuelta más rápida. Las ayudas a los pilotos eran tantas (frenos ABS, control de tracción, suspensiones inteligentes, entre otras) que hacían más fácil el manejo, pero muy costosos los autos.


A fines de 1993 la FIA decide cortar con la tecnología para que los autos fueran más razonables, más parejos, dieran más espectáculo y abaratar costos. Se prohibieron casi todas las ayudas electrónicas, y todos los equipos tuvieron que hacer desarrollos nuevos. Estos desarrollos fueron reduciendo la estabilidad de los autos en pista, y en las pruebas del invierno europeo de 1994 se dieron algunos accidentes que comenzaron a preocupar. Los autos ya no andaban firmes como el año anterior y había que buscar nuevas soluciones.


Al inicio de la temporada 94 Benetton Ford, con Michael Schumacher como piloto principal, se perfilaba como uno de los candidatos. Senna había dejado McLaren a finales de 1993 tras intentar lo imposible con un McLaren Ford frente al Williams Renault de Alain Prost, y se unía a Williams en esta temporada de 1994, y se mostraba como el candidato a batir por antecedentes tanto de auto como de piloto. Benetton, Williams y Ferrari eran los equipos a tener en cuenta, pero Benetton sacaba ventajas.

Ayrton Senna, fiel a su estilo, marcó la pole en las 2 carreras previas a Imola que largó en ese año (Brasil y Gran Premio del Pacífico disputado en el circuito de Aida, en Japón), pero en Brasil no pudo contener al Benetton de Schumacher más allá de la tercera vuelta y sobre el final abandonó, y en el Gran Premio del Pacífico fue embestido por Mika Hakkinen en la primera curva. Con estos antecedentes y 2 victorias de Schumacher, llegaron a suelo italiano.


El fin de semana del viernes 29 de abril al domingo 1 de mayo de 1994 tuvo lugar el Gran Premio de San Marino en Imola. Ayrton Senna llegaba sin puntos y con un auto que no estaba a la altura de Benetton. Todos los equipos intentaban mejorar sus autos sin éxito. Benetton dominaba a gusto con un Schumacher que se mostraba como el candidato al título.


El circuito de Imola carecía de medidas de seguridad acordes en las curvas rápidas de Tamburello y Villeneuve. La curva Tamburello, de ingreso a 300 km/h, inexplicablemente no tenía una barrera de neumáticos para proteger a los pilotos de un posible accidente, sólo contaba con un sector de asfalto para permitir una maniobra de retorno a pista. De ahí continuaba con una recta donde seguían aumentando la velocidad hasta la curva Villeneuve a la cual llegaban a 320 km/h promedio.


Todo lo comentado hasta aquí conspiró para que fuera uno de los peores fines de semana en la historia del automovilismo mundial.


Viernes 29: el comienzo del fin de semana trágico


Rubens Barrichello vuela el viernes con su Jordan. Solo tuvo fracturas en un brazo


El viernes comenzó con el primer gran susto: en la clasificación Rubens Barrichello pierde el control del auto y se sube al pianito en la Variante Bassa, previa al ingreso a la recta principal, a casi 220 km/h y voló estrellando su Jordan Hart contra la barrera de neumáticos; dio un par de vueltas de campana antes de detenerse cabeza abajo, sufriendo solo contusiones y la fractura de su nariz y un brazo. Estuvieron unos minutos atendiéndolo dentro del auto y luego a un costado del mismo, antes de trasladarlo al hospital de Bologna, cercano a Imola. Todos lo tomaron como un simple accidente, excepto Ayrton Senna, y nadie supuso que era el principio de algo mucho peor.


Sábado 30: el temor se hizo realidad

Roland Ratzenberger tras su accidente mortal en la curva Villeneuve


El sábado continuaría con el comienzo de lo peor. Durante la sesión de clasificación en la veloz recta que lleva a la curva Villeneuve, el austríaco Roland Ratzenberger al volante de un Simtek Ford perdió el control de su auto al desprenderse una parte de su alerón delantero y se estrelló casi de frente contra el paredón de la curva Villeneuve a más de 310 km/h, deslizándose el auto varios metros hasta la curva siguiente, Tosa.


Fue atenderlo en pista pero no pudieron salvarlo. Hacía 12 años que un piloto no moría en pista en un fin de semana oficial de carrera, desde Riccardo Paletti en Canadá 1982. La tanda clasificatoria fue suspendida. La preocupación de los pilotos comenzó a hacerse notar. Ayrton Senna quiso que las autoridades de la carrera lo lleven hasta el lugar del accidente, y tras negarse terminaron cediendo al pedido del brasileño. Era el segundo accidente del fin de semana, uno serio, éste mortal, y los pilotos comenzaron a poner en duda el circuito, pero nunca pensaron en no correr.


El tiempo logrado por Ratzenberger le hubiera permitido largar en el puesto 26. Al quedar el lugar vacante lo debía ocupar el que clasificó como primer suplente, Paul Belmondo con su Pacific Illmor, pero el hijo del actor francés no consideró correcto largar porque sentía que ese lugar no era de él sino de Ratzenberger que lo había ganado en pista. Así llegamos al fatídico domingo, con 25 autos en la grilla.


Domingo 1: todo lo malo que podía pasar en un día, pasó


Antes de la largada había caras de preocupación: la muerte había vuelto a la Fórmula 1. Uno de los más afectados fue Ayrton Senna, que fue quien mayor preocupación mostró desde el mismo viernes del accidente de Barrichello. El domingo por la mañana Ayrton Senna y Gerhard Berger se reunieron con los pilotos para hablar sobre la seguridad y tratar de reeditar la GPDA (Asociación de Pilotos de Grand Prix, siglas en inglés). La carrera se corrió igual, nunca estuvo en duda, pero los ánimos no eran los mejores.



Para comenzar con el rosario de horrores de ese día, en la largada el Benetton Ford del finlandés Jirki Jarvi Letho se queda parado y el portugués Pedro Lamy con Lotus no pudo esquivarlo, provocando un accidente en el cual volaron hacia la tribuna ruedas y pedazos de los autos, hiriendo a 9 espectadores, ninguno de gravedad. Esto provocó la salida del Safety Car, lo que debido a la baja velocidad que desarrollaba hizo bajar la temperatura de los neumáticos.


El Williams de Senna rebota tras el golpe contra el paredón y vuelve a pista


El auto de seguridad se mantuvo hasta final de la vuelta 5, cuando ya habían limpiado la pista. Ahí se relanzó la carrera, la vuelta 6 fue la primera vuelta en velocidad. Ayrton en punta, seguido por el alemán Michael Schumacher.


En la vuelta 7 llegando a Tamburello se produjo lo que nadie imaginaba que podía suceder. El paulistano perdió el control de su Williams Renault a 310 km/h estrellando su auto contra el muro. Al momento del impacto la rueda delantera derecha aprisionada entre el auto y el paredón se levantó, salió disparada y se elevó. Un pedazo de la suspensión del coche perforó su casco y su cráneo, provocándole casi la muerte. Con el impacto el auto rebotó volviendo sin control hacia la pista donde venía el resto de los competidores, que lo esquivaron. La terrible imagen en la televisión dejó azorado al mundo. Se vio a Ayrton mover su cabeza, pero el movimiento fue solo un reflejo muscular. El ídolo de millones alrededor del mundo no se movió más y se empezó a temer lo peor. Los médicos llegaron al lugar del accidente, para socorrerlo, lo sacaron del auto, intentaron reanimarlo en pista por todos los medios posibles, y lo llevaron en helicóptero al hospital Maggiore de Bologna. Los médicos del hospital pese a todos los esfuerzos no pudieron salvarlo y declararon su muerte unas horas después, dando como hora del deceso la hora del accidente, reconociendo que tuvo una muerte instantánea.


Así quedó el Williams de Ayrton Senna tras ser sacado del mismo


Según los posteriores análisis de expertos y las pericias de la justicia, el Williams circulaba a 310 km/h llegando a Tamburello cuando el auto se movió de atrás levemente hacia afuera (derecha) por la pérdida de presión de los neumáticos por enfriamiento (debido a la presencia del Safety Car en las 5 primeras vueltas que iba a baja velocidad), esto hizo que el fondo del auto tocara la pista en un sector con algunas ondulaciones provocando chispas, y ante eso Ayrton reaccionó dando un volantazo hacia su derecha para acomodarlo. En este volantazo pudo producirse la rotura de la columna de dirección (según la justicia fue la causa del accidente). La columna había sido cortada y soldada de nuevo a pedido de Ayrton Senna para poder acomodarse mejor en la cabina del auto. Ante el descontrol Ayrton intentó frenar, llegó a bajar la velocidad del auto a 230 km/h al momento del impacto, pero el impacto fue inevitable, con las conocidas consecuencias. Entre tantos análisis del accidente que se hicieron se dijo que si no hubiera quedado aprisionada la rueda entre el paredón y el auto, no se habría disparado junto con el elemento de la suspensión que impactó en su cabeza, y podría haber sobrevivido. Mucho se habló, muchos hubiéramos querido ver a Senna saliendo del auto por sus propios medios como en el siguiente dibujo, pero lamentablemente no pudo ser, y nos duele.



La carrera fue parada con bandera roja al momento del accidente, pero para seguir con los absurdos que sucedieron ese día, el equipo Larrouse le dio la salida de boxes a su piloto Erik Comas y éste salió a pista a velocidad de carrera. Los comisarios desesperados marcaban que bajara la velocidad; gracias a Dios vio las señas y pasó por la zona sin provocar otro accidente, si no podría haber sido otra tragedia sobre la tragedia. Luego de ver la zona del accidente no pudo continuar y abandonó.


Según las leyes italianas en ese entonces, si un piloto fallecía en pista se finalizaba la carrera. Muchos tuvieron la sospecha de que Ayrton murió en la pista, y que no se hizo público para no suspender la carrera. Uno de los hermanos de Ayrton dijo que Bernie Ecclestone le dijo "He's dead" (está muerto) pero el propio Bernie lo desmintió diciendo que entendió mal, que él le dijo "His head" (su cabeza). Mucho se habló de estas dudas en las semanas posteriores.


Esto dio pie para que la locura de ese nefasto fin de semana continuara, mientras Senna era atendido en el hospital, se decidió la reanudación de la carrera.


En esta segunda parte, por si faltaba algo más, se produjo la última locura del fin de semana: tras su parada en boxes el Minardi de Michele Alboreto perdió la rueda trasera derecha la que rodó por los boxes golepando a 2 mecánicos de Ferrari y 2 mecánicos de Lotus.


La clasificación final fue por suma de tiempos de las 2 partes realizadas, y el ganador fue el alemán Michael Schumacher con su Benetton Ford.


Poco importó el resto de la carrera. Poco importó quién ganó. Ese fin de semana perdió la Fórmula 1, de forma patética. Después de 12 años la muerte se hizo presente en un fin de semana de carrera, después de casi 8 años la muerte se hizo presente en pista. Buscaron espectáculo cambiando todas las reglas de electrónica de un día para el otro, quitando las ayudas electrónicas que le daban seguridad a los autos, y los hicieron autos más endebles, y el único espectáculo que tuvieron fue la tragedia.


Como si no alcanzara con todo esto, en la carrera siguiente, el Gran Premio de Mónaco, el austríaco Karl Wendlinger con su Sauber Mercedes tuvo un accidente en los entrenamientos que lo tuvo en coma casi 3 semanas. Y 2 semanas después, en el Gran Premio de España, Andrea Montermini, reemplazante de Roland Ratzenberger en Simtek, sufrió un accidente en la recta principal por lo cual no pudo clasificar, pero no fue de gravedad.


Todo este desastre sirvió para que abrieran los ojos y se centraran más en las medidas de seguridad. Autos más seguros, con laterales del cockpit más altos, el dispositivo HANS en los pilotos para sostener la cabeza y evitar latigazos que rompan la base del cráneo como sufrió Ratzenberger, mayores controles en los test de impacto sobre los monoplazas antes de homologarlos al inicio de temporada. Los circuitos también tuvieron sus mejoras en seguridad, con mejores vías de escape, sectores de despiste más amplios en curvas peligrosas y camas de leca para contener los despistes, malla de neumáticos en esas curvas para evitar llegar a pegar contra el paredón, y modificación de algunas curvas para reducir peligrosidad. Si bien se dieron accidentes serios después de estos de Imola, los autos y las medidas fueron mejorando con el tiempo y esas medidas hasta el día de hoy sirvieron, ya que los accidentes que hubo no fueron de gravedad para los pilotos.


Más allá de los triunfos, las poles y los títulos que dejó Ayrton Senna en su gloriosa carrera deportiva, el legado que nos dejaron el brasileño y Roland Ratzenberger es que la seguridad de los pilotos debe ser prioridad, y es más importante que las propias carreras. Lamentablemente sus vidas tuvieron que ser muestra de ello, y gracias a ellos hoy el deporte motor es menos inseguro.

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